Reseña Histórica
Según el reporte emitido por el DANE en febrero de 2014, la población total de la comuna 8 cuenta con 136.976 personas, de las cuales el 46,2% son hombres y el 53.8% son mujeres. La densidad demográfica es de 241,84 habitantes por hectárea. El diagnóstico integral de ciudad para la equidad – DICE- indica que el índice de la calidad de vida en la comuna 8 es de tan solo 65 puntos, muy por debajo de la zona 3(centro oriental) la cual se ubica en un rango medio con 69 puntos. El 81.48% de la población de la comuna corresponde a los estratos 1 y 3 y el 18.42% al estrato 3, estas cifras son contundentes a la hora de analizar el índice de la calidad de vida de los habitantes de la comuna 8, la pobreza es un factor crítico para el conjunto de su población.
El crecimiento fue lento hasta finales del siglo XlX y principios del siglo XX, su proceso de poblamiento se inició en los sectores cercanos a quebradas, que brindaban el abastecimiento de agua a sus moradores, y cerca a los caminos que comunicaban a la pequeña villa de la Candelaria con otros pueblos vecinos; es por ello que la línea primera de expansión de la ciudad se trazó hacia el oriente, dirección en que se encuentran dos referentes estratégicos fundamentales para su proceso de formación histórica, a saber: el camino de Cieza y la quebrada de Santa Elena, que dan cuenta de la estrecha relación que guarda la zona centro oriental de la ciudad de con la conformación urbana de Medellín.
A mediados del Siglo XlX se comienza a construir lo que tal vez sería el primer barrio de la ciudad, el Barrio Oriente, donde se asentaron algunas fincas alrededor de los caminos de Guarne y Rionegro, que tenía sus vías de acceso por Enciso y la Toma. La importancia de estos caminos estaba dada por la conexión que establecían entre los valles del Aburra y de San Nicolás, y la comunicación que permitían con distintos sitios de las cordilleras Central.
El primero de estos caminos antiguos era de peña tajada, y su construcción se la debemos a los indígenas que habitaron este territorio antes de la llegada de los españoles, como se encuentra en las referencias de los cronistas de indias, en especial de Cieza de León. El segundo camino fue ordenado e impulsado por Juan Antonio Mon y Velarde a finales del siglo XVIII, y fue fundamental en los albores de la República.
Además de construir rutas de integración con los municipios vecinos del Oriente, estos caminos abren el área de expansión urbana, no solo para fincas de recreo o vivienda sino a espacios de infraestructura de apoyo a lo educativo, el saneamiento y lo militar entre otros. Es el caso por ejemplo de construcciones como la Casa de los Mendigos, en la Ladera, fundada por el municipio desde 1891 y el Colegio de San José en el campo del El Morro, entre otros.
A su vez, La quebrada Santa Elena marca un referente cultural en la memoria colectiva de la comunidad de esa época “como el arroyo Santa Elena tenía entonces triple caudal de aguas que el actual, corría a nivel del camino… sus avenidas en épocas de lluvia se desbordaban sobre casas y sembrados y en tiempos normales sus aguas eran el obligado baño de los vecinos, especialmente en los hondos charcos de la toma, El Resbaladero, La Bodega, Las pizas, El Guayabito, el Charco de Miguel Villa y el del Morrito”
Los barrios de la Comuna 8 surgen entonces, en su mayoría como resultado de la inmigración de gran cantidad de población rural, por la búsqueda de mejores condiciones de vida, dadas las alternativas de empleo que ofrecía el desarrollo industrial de la época: o por el desplazamiento causado por la violencia bipartidista de mediados del siglo XX, que vivió de manera contundente en las áreas rurales del país y aumentó en las ciudades capitales los cinturones de pobreza.
A principios del siglo XX, en la década de los 20 y 30, se da una inmigración campesina principalmente del oriente antioqueño generada por diversos factores, entre ellos la crisis minera y la depresión económica en el Oriente antioqueño, especialmente en la agricultura. A su vez Medellín constituía un atractivo para esta población migrante debido a las expectativas de crecimiento que venía insinuando. Esta población en buena parte es acogida por la zona centro oriental
De igual manera, para los años 30 era ya muy clara la formación de un área central de poblamiento y de barrios residenciales en toda la parte oriental de la ciudad, que se comunicaban con el centro por una red de tranvía se empieza ya a vislumbrar un panorama urbano que va acompañado de una serie de requerimientos y adecuaciones, como nuevas formas de trasporte, ampliación y adecuación de vías, la creación o ampliación de los servicios públicos, entre otros proyectos de obra pública.
La densificación del sector centro oriental comienza a apreciarse en los años 40 y 50 que corresponde a un nuevo periodo de migraciones aceleradas, estimuladas en parte por el proceso de industrialización.
En cuanto a la propiedad de los terrenos que ocupan el 13 de noviembre, por ejemplo, eran del colegio de San José, de Corvide y de los hermanos Zapata, quienes los remataron y originaron la construcción de los ranchos, cuando estos estaban destinados a construir el Parque Pan de Azúcar. Esta invasión se consolida luego de que sus habitantes con ayuda de otros sectores como: El Pinal, La Arenera, Llanaditas, Isaac Gaviria, impiden un desalojo en 1981. Entre los años 1985 y 1986 comienza el reconocimiento legal por parte de la administración municipal, y se inician obras de infraestructura, dotación de servicios, la legalización y titulación de predios.
Villatina, las Estancias, La Sierra, Villa Turbay y Santa Lucía, sufrieron la multiplicación de asentamientos en su territorio durante los 80 y 90, lo que ha hecho suponer que son barrios recientes, sin embargo, es significativo el hecho de que la parroquia Nuestra Señora de los Dolores en las Estancias, que en un principio atendía todos estos sectores, fue construida simultáneamente con las parroquias de Enciso y Villa Hermosa, constituyéndose los primeros pobladores de la comuna 8.
En los 90 continúan los procesos de invasión, que al igual que en décadas anteriores tienen como principales causas las migraciones campesinas de poblaciones afectadas por la violencia. Hoy encontramos asentamientos nuevos, en un alto porcentaje de comunidades desplazadas, que migraron en los últimos quince años, como resultado de la agudización del conflicto armado en algunas regiones del departamento, y encontraron refugio en las laderas de Medellín como forma de proteger sus vidas. En este tipo de asentamiento predominan materiales desechables para levantar sus casas, no poseen servicios públicos y muchos de ellos aún cocinan con leña. Para el año 2016 inicia un fenómeno de migración de venezolanos, como producto de la crisis social y económica que afronta el país fronterizo.
Así, la delimitación de cada barrio de la comuna 8, está claramente identificada y definido por decreto, pero cuando se pasa de la cartografía a la realidad, se encuentra que este territorio con 18 barrios, está definido y delimitado por sus pobladores, de una manera muy diferente a la asumida a nivel municipal, y los diferentes hechos e historias que los han determinado siguen vigentes